11 de septiembre de 2011

Sin fútbol, no hay campo de juego que valga

MUY POCO. El equipo de Almeyda apenas rescató un empate en el Bajo Flores.
Lejos de beneficiarse con las dimensiones del terreno de juego, el equipo de Almeyda no supo acomodarse y terminó padeciendo horrores la cancha de San Lorenzo. Apenas rescató un empate sobre la hora frente Defensa y Justicia, que casi se lo gana de contra. Pero a no caerse, que se mantiene efectivo e invicto. Pasó otra más, quedan 33 fechas.
Mucho se habló durante la semana sobre el cambio de escenario para recibir al conjunto de Florencio Varela. No sólo por la diferencia económica que implicaba dejar Parque Patricios para mudarse al Bajo Flores, sino también porque desde el plantel entendieron que en un campo de juego con mayores dimensiones, podría potenciar su juego. Y en ese sentido, qué mejor que el Nuevo Gasómetro.

"Estamos contentos con el cambio, una cancha más grande favorece nuestra idea de juego", llegó a declarar Cavenaghi en los días previos al encuentro. Incluso, durante las prácticas de la última semana, Almeyda redobló su exigencia de aprovechar cada metro del terreno para salir del fondo jugando, tocando, recuperando el estilo histórico de La Banda.

Sin embargo, River terminó cayendo en su propia trampa. En primer lugar, porque se complicó más de la cuenta tratando de cumplir a rajatabla con esa premisa de salir jugando. Si los delanteros rivales hubieran estado finos para definir, el resultado habría sido peor. Y en segundo lugar, porque en ningún momento logró controlar el balón, como para aprovechar esas dimensiones que tanto creyó que lo beneficiarían. De hecho, el gol de Cavenaghi a los 35 minutos del primer tiempo significó la primera llegada de La Banda.

Es que el equipo de Florencio Varela no fue al Bajo Flores a improvisar. Al contrario, salió a pelear el mediocampo, presionó sobre la salida de River y golpeó de contra. Así fue como logró dar vuelta el resultado y casi lo termina ganando. Pero sobre el final, cuando parecía que esta actuación millonaria -la peor en lo que va del torneo- terminaría en derrota, apareció Funes Mori. Justo un año después de su último gol, el Mellizo metió un cabezazo para poner el 2-2 final y salvar a River de lo que tranquilamente pudo haber sido su primera derrota en el campeonato.



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