14 de febrero de 2011

Mucha expectativa para tan poco resultado

Los jugadores de River intentaron cuanto pudieron en el debut, pero de poco sirvió porque el equipo se topó con las mismas limitaciones de siempre: la creación de juego intermitente y la soledad desesperante de Pavone. ¿Por qué JJ lo deja tan solo? Así, el Millonario apenas se llevó un punto de Victoria, que benefició más a Tigre que al club de Núñez.

"Lanzini tiene más explosión", declaró Juan José López en la previa del partido para justificar por qué dejaba afuera del equipo a Diego Buonanotte. La explicación, lejos de convencer, al menos invitaba a creer que la idea era rodear al único delantero de punta que tiene el equipo desde hace varios meses. Incluso,  por cómo se dio el inicio del partido frente a Tigre, hasta llegó a entusiasmar con que ésa podía ser la punta para cortar con la inexplicable costumbre de dejar en soledad a Mariano Pavone.

Es que en el primer tiempo, el conjunto millonario generó algunas situaciones de gol producto de la asociación entre Lanzini, el Tanque y Lamela, más el aporte esporádico de Juan Manuel Díaz y la fuerte presión del tándem Acevedo-Almeyda en mitad de cancha. Sin embargo, con el correr de los minutos y sobre todo en el complemento, toda esa ilusión devino en decepción, porque -poco a poco- River volvió a ser el equipo fraccionado que muere en tres cuartos de cancha.

Más bien que mal, la defensa y el mediocampo cumplieron. Chichizola también. Pero cuando Tigre creció, si se puede decir que creció, Lanzini y Lamela inevitablemente se perdieron. Entonces, Pavone quedó aislado entre la defensa rival, sólo contra el mundo. Como siempre, a batallar por batallar, a chocar contra el defensor para ver si, de casualidad, gracias a un rebote o una pifia, la pelota se escabulle entre las piernas del central. Y así tal vez, y sólo tal vez, tener una pelota limpia para capitalizar en la red del arco rival.

Fue ahí cuando River denotó que el partido no saldría del cero. Que tuvo situaciónes, es cierto, pero ninguna netamente clara. Por el contrario, todas fueron producto del fútbol grosero, del patear para arriba a ver qué pasaba. Ninguna fue elaborada o correspondió al entendimiento entre los delanteros. Esta última mucho menos, porque cuando JJ López entendió que quizá podía llegar a cambiar el rumbo del partido acompañando a Pavone, el empate ya era inamovible. Tanto como que la igualdad, por cómo se dio el partido y por cómo se presentan los números, cayó mejor en Victoria que en el club de Núñez.

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