Carlos Sánchez anda en la vida como en la cancha. A las corridas. Máximo, ese clon en miniatura que se divierte con la pelota, lo tiene de acá para allá y si no le pone los pelos de punta es por una sola y obvia razón. Igual, nada que le escape a la generalidad de un nene de dos, menos que menos en uno que está a punto de empezar a compartir todo con Juan Manuel, el hermanito que nacerá en estos días. “No tienen opción: los dos son hinchas de River y, por la madre, también de Nacional de Montevideo”, cuenta este uruguayo que no sólo vive como juega sino que, además, habla con esa misma frontalidad y desfachatez con la que encara defensas. Al pelado, queda claro, no se le antoja fácil el lugar común, la suya no es la época del cassette y tampoco busca quedar bien con lo que dice. Por eso se permite el lujo de disfrutar que “no se hable tanto de River” cuando la tormenta anda por La Boca e, incluso, en pleno cortocircuito, o ‘malentendido’ si se prefiere, entre Falcioni y su plantel, el volante de Núñez se suma a los tantos jugadores que ya hicieron público su apoyo incondicional a Almeyda y, ya que estamos, en esa espontaneidad que lo identifica, también grafica diferencias en la conducción. “Matías es como un jugador más”.
-¿Por qué lo decís?
-Porque es muy importante para el grupo, para que estemos todos unidos. Hay muchas cosas que la gente no ve, y Matías nos contagia onda positiva.
-¿Te sorprendió que alguien pusiera en duda su continuidad?
-Sí, sí, fue muy prematuro. Una locura. Yo miro mucho fútbol y este River cambió un montón en relación al equipo que descendió. Si bien todavía podemos mejorar, noto que hay un proyecto armado y no estamos tan mal como algunos quieren hacer creer. El Pelado viene haciendo un gran trabajo y recién en junio se verá si sirvió o no, aunque con la confianza que tenemos todos, seguramente será productivo.
-¿Para ese momento ya te ves en Primera?
-Sí, es el objetivo que nos propusimos y si estamos bien, va a ser muy difícil que nos ganen.
-Pero la tabla se apretó mucho en la zona alta.
-Sí, sabemos que todos los que están ahí son rivales muy difíciles y van a pelear arriba hasta el final, pero nosotros sólo pensamos en River.
-¿Y por qué no terminan de jugar bien?
-Y, los rivales también hacen su trabajo, se agrupan muy bien atrás y salen de contra. Todos se juegan la vida contra nosotros y por eso, para mí, la B Nacional es más difícil que la Primera A. En la A, River pelearía el torneo, estaría primero o segundo.
-¿Se siente la presión de tener que ascender sí o sí?
-Sabemos lo que es River y que los hinchas están muy ansiosos. Nosotros vamos por el buen camino, trabajamos muy duro durante la semana para después plasmarlo en la cancha y esperamos que salga bien. Ojo, también tenemos ansiedad por darle una alegría a la gente, sobre todo después de lo que pasó en el verano.
-Ahí empezaste jugando por la izquierda y ahora volviste a la derecha.
-Sí, fue una prueba que hizo Matías para buscar variantes durante la pretemporada, pero la verdad es que me siento más cómodo por derecha: ahí me sale todo naturalmente. Por izquierda lo puedo hacer, pero me cuesta desbordar porque tengo la pierna cambiada. Ocampos también es derecho, pero en ese puesto él es más decisivo que yo.
-¿Es distinto el día a día ahora que se acerca la etapa de definición?
-Nosotros sabemos la clase de torneo que estamos jugando, que es difícil y largo, por eso tenemos que estar muy tranquilos de la cabeza. Estamos muy bien de la cabeza.
-Almeyda dijo que no quiere que se transmita ese miedo escénico que vivió River cuando se fue a la B. ¿Se habla de eso dentro del grupo?
-Sí, claro. El Chori y Fer siempre hablan mucho, son totalmente positivos. El grupo sabe muy bien cuál es el objetivo y nunca nos desesperamos por los resultados malos sino que le ponemos toda la garra para darlos vuelta.
-¿Vas al psicólogo para soportar la presión?
-No, trato de canalizarlo dentro de la cancha. Quizá sea lindo contar con un psicólogo para poder descargarse, pero no es mi caso. No es que no me guste, nunca probé. Cada cual lo maneja a su manera y, la verdad, yo no siento ninguna presión sino una gran alegría de vestir esta camiseta. Es un privilegio defender los colores de uno de los clubes más grandes de América.
-¿Y la responsabilidad es mayor que en los otros equipos donde jugaste?
-Siempre me tomo todo con la misma responsabilidad, pero es cierto que la historia de esta camiseta te empuja.
-¿Hablás con tu familia de todo esto?
-No, en mi casa hablo muy poco de fútbol, casi nada. Sólo cuando estoy triste porque perdimos o cosas así, pero después trato de disfrutar de mi familia, de mis hijos.
-Te aislás de todo...
-Sí, un poco.
-¿Para no engancharte con las críticas?
-La verdad, no veo que afecten al grupo. Se exagera mucho y, entonces, no le damos bolilla a lo que se dice afuera. Ni nos calentamos porque tampoco estamos tan mal como para que se hable de un bajón anímico o algo por el estilo.
-Pero deben molestar los comentarios de alguien como el Beto Alonso.
-No es que molesten... Te da un poco de tristeza saber que es hincha del club y está hablando así de los jugadores. Igual, las críticas nos resbalan.
