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| PESE A TODO. Los hinchas volvieron a apoyar al equipo en su regreso a Córdoba. |
Apenas 114 días pasaron de esa noche que disfrazó al dolor como protagonista del capítulo más oscuro en la historia del club. Ese capítulo que, después de diez años de desprestigio, terminó encontrando el peor desenlace que se pudo haber imaginado para esa historia.
Aquel miércoles 22 de junio, en Alberdi, se terminó por tornar inevitable ese destino que durante un centenar de años pareció utópico, imposible, quimérico. Ese destino del que hoy transcurrieron casi cuatro meses, pero que con el regreso de River a Córdoba resultó -y todavía resulta- imposible obviar.
Todo, absolutamente todo, lleva a revivir ese pasado que -con el correr de los meses- empieza a prescribir para el común de la gente, pero que se mantiene firme e inalterable en el dolor del hincha. Acaso, cómo olvidar la angustia, los nervios, la bronca. Imposible.
Tanto como poder comprender que todo se pudo haber evitado con ganar al menos un partido; con un penal en la cancha de Quilmes; con una terna arbitral reglamentaria para el Superclásico; o con dirigentes que realmente quisieran a River.
Sin embargo, ayer, para cuando River arribó a la capital cordobesa, la angustia, los nervios y la bronca se habían reconvertido en expectativa, amor y pasión. Más de 200 hinchas dejaron atrás el pasado y se apostaron desde las 7 de la mañana sobre las puertas del hotel céntrico que alberga al plantel, para poder darle la bienvenida a la camiseta como si nada hubiera ocurrido. Porque que el dolor persiste y continuará, es algo tan cierto como que no hay cura para esta enfermedad.
ASI RECIBIERON A RIVER EN CORDOBA

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